martes, 28 de diciembre de 2010

Aclarando conceptos

Viendo esta noche el programa de TVE sobre "Españoles por el mundo", me ha sorprendido escuchar a una chica de Alcoy explicar que la sociedad de Tanzania es muy machista pues el hombre, además de poder tener varias esposas, no trabaja ya que son sus esposas las que deben hacerlo, además de ocuparse de la casa y los hijos.

Y claro, no he podido por menos que no sentirme tan culpable como la presión mediática había conseguido meterme hasta la médula por no haber hecho la cena o lavado la ropa o limpiado el polvo, durante los años en los que, con jornadas extensas, y tensas, con clientes, jefes o compañeros llegaba a casa exhausto, con mal genio y con ganas tan solo de compartir con mi mujer los buenos o malos ratos de la jornada. Y escucharla a ella, en la cocina, mientras ella preparaba la cena y yo le cedía un sorbo mientras me tomaba una cerveza, darme el parte del día.

Habían conseguido que me autoculpase por no hacer el 100 % de lo externo y el 50% de lo doméstico, cosa que ella nunca me echó en cara, pero la sociedad si. Y ahora me entero lo que realmente es ser machista y, mira por donde, me parece un abuso y me repugna.

En resumen, ni antes ni ahora soy un modelo de nada, pero nunca estaré ni el tercio de una esquina (la machista), ni en el tercio del otro extremo (la antimachista), aunque esto último sea lo que ahora se lleve. El respeto a la mujer, a sus capacidades y a sus derechos, que son los mismos que los de cualquiera, no debe crear una legislación de culto al protectorado, la subvención, el empuje artificial....pues creo que es hacer un flaco favor a la igualdad que debe presidir toda relación humana.