Estas
navidades nos han regalado un par de libros, de dos conocidísimos autores
sudamericanos, que tienen cierto paralelismo y por eso voy a resumirlos
conjuntamente, con independencia de que haga menciones específicas a cada uno
de ellos.
El de Isabel Allende te zambulle en la vida de seis u ocho personajes
protagonistas que son fáciles de seguir, combinados con algunos que aparecen
puntualmente. Sin embargo, con Vargas Llosa a veces es fácil perderse entre el
excesivo número de personajes principales más los secundarios, que también
aparecen puntualmente pero en algún caso reaparecen más adelante, cuando ya no
te acuerdas del mismo. Para complicar aún más la lectura, Vargas Llosa escribe
en algunos capítulos alternando tiempo y personaje en cada párrafo.
En
el Largo pétalo de mar se muestra la visión de las víctimas de la guerra
civil española, que tienen que huir y acaban en Chile, donde nuevamente viven
el horror de otra guerra civil tras un nuevo atentado contra la legalidad
vigente, describiendo unos hechos y unas situaciones que ya van siendo
conocidas, a pesar de la censura durante tantas décadas.
Sin
embargo, en Tiempos recios la visión descrita es la de los asesinos,
torturadores, golpistas de Centroamérica, narrando unos hechos menos conocidos
pero también terribles. Me genera una sorpresa constatar como el escritor, que
ha hecho repetidamente campaña en las elecciones de nuestro país defendiendo
los postulados de los partidos de derechas, describe a los personajes de su
novela más de derechas como auténticos desalmados carentes de todo principio o
compasión. Seguramente creerá que esas derechas son monopolio americano,
pensando que las de aquí son como las del resto de Europa. Le convendría
documentarse un poco más, en el plano personal, leyendo el libro de Isabel
Allende.
Algunos
párrafos del libro de Isabel Allende que me han llamado la atención, no por ser
extraordinarios sino por confirmar lo que ya sabemos son:
Pg.
318: “Urbana era obispo y elocuente
defensor de los métodos de la dictadura, plenamente justificados en la protección
de la cultura cristiana occidental contra la perversidad del marxismo. El
cardenal, que había creado una vicaría para proteger a los perseguidos y llevar
cuenta de los desaparecidos, debió llamarlo al orden cuando en su exaltación
defendía la tortura y las ejecuciones sumarias. El obispo era infatigable en su
misión de salvar almas, en particular las de sus fieles del barrio alto.”
Se refiere a la situación en Chile, totalmente en paralelo a lo ocurrido en
España.
Pg.
324: “-Desgraciadamente con su historial
de preso político y exiliado no es posible emplearlo en ningún hospital
público, oficialmente está suspendido de sus funciones hasta nueva orden.”
Y eso ocurre cuando ya se permite volver a Chile a los que pudieron huir de la
represión Pinochetista. En la misma página: “El
gobierno militar consideraba que los servicios públicos debían estar en manos
privadas; la salud no era un derecho, sino un bien de consumo que se compra y
se vende. En esos años, en que se había privatizado todo lo privatizable, desde
la electricidad hasta las líneas aéreas, habían proliferado las clínicas
privadas con las instalaciones y recursos más exquisitos para atender a quienes
podían pagar.” Nuevamente nos recuerda no solo nuestro pasado, sino también
las políticas neoliberales que, en cuanto pueden, imponen determinados partidos
políticos.
Pg.
337: “Roser lo vio almorzando en la
cafetería de la facultad, rodeado de jóvenes estudiantes que lo escuchaban con
veneración de discípulos, y pudo apreciar cómo Víctor gozaba esa reverencia, en
especial de las muchachas, que celebraban sus comentarios banales con
injustificada admiración. A ella, que lo conocía por dentro y por fuera hasta
el último resquicio, esa voluntad tardía le causó sorpresa por lo inesperada y
lástima por su marido; estaba descubriendo cuán vulnerable al halago es un
viejo engreído. No imaginó que la vuelta de la vida que iba a bajarle los humos
a Víctor sería ella misma.”
“Víctor estaba tan ocupado con sus éxitos que
había descuidado la relación con ella, aunque cuando estaban juntos seguía
siendo su mejor amigo y el amante que le hacía sentirse bella y deseada a los
setenta y tres años.”
Pg.
342: “Momentos antes todavía era como la
había visto siempre y como la recordaba en su ausencia, la joven de veintidós
años con un niño recién nacido en brazos, la que se casó con él sin amor y lo
amó más que nadie en el mundo, la compañera. Con ella había vivido todo lo que
valía la pena vivirse.”
“”No voy a permitir que sufras más, Roser”,
fue lo único que Víctor pudo ofrecerle. Ella se acurrucó en el hueco de su
brazo, tal como hacía cada noche, y se dejó mecer y arrullar hasta que se
durmió.”. Un excelente canto a la eutanasia, ante un ser querido.
A
su vez, en el libro de Vargas Llosa, no podemos olvidar mensajes tales como:
Pg.
19: “La consciente e inteligente manipulación
de los hábitos organizados y las opiniones de las masas es un elemento
importante de la sociedad democrática. Quienes manipulan este desconocido
mecanismo de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero
poder en nuestro país… La inteligente minoría necesita hacer uso continuo y
sistemático de la propaganda”. Sin palabras.
Pg.
131: “…y éste, como todos los colegios
católicos donde iban los hijos de las familias decentes de Guatemala, no
admitía niños nacidos fuera del matrimonio, es decir, bastardos…”. “Su padre
había tratado de matricularlo en los maristas y éstos lo rechazaron por ser un
hijo del pecado”. Como siempre y en todas partes la educación cristiana no
era la que se daba en los colegios de la Iglesia.
Pg.
264: “Entre tanto, soldados y policías,
con sus oficiales al frente, habían desatado una cacería de brujas sin
precedentes en la violenta historia de Guatemala. El cierre de sindicatos y de
las oficinas de la Reforma Agraria que se habían abierto en todos los pueblos
se hacía a balazos y metiendo a los calabozos a todos los que se encontraban en
sus locales, se hacían listas negras a base de delaciones anónimas, y muchos de
los detenidos, gente humilde y sin padrinos, eran sometidos a torturas, hasta,
en muchos casos, producirles la muerte, de modo que los cadáveres solían ser
enterrados o quemados sin dar cuenta a las familias. Un miedo pánico se
extendió por todos los vericuetos de la sociedad guatemalteca. En especial
entre los sectores más modestos, y unos excesos en la misma violencia que
superaban todos los horrores precedentes.” Da la impresión de que todos los
golpistas siguen el mismo manual de horrores.
Pg.
270: “El gobierno de Estados Unidos
prefirió que aquello se olvidara pronto, incómodo con la campaña internacional
desatada contra Washington por su intervención en la caída del gobierno de
Árbenz, sobre quien, poco a poco, había una publicidad reivindicatoria,
reconociendo que aquél no había sido comunista sino un hombre incauto y bien
intencionado que sólo quiso traer el progreso, la democracia y la justicia
social a su país, aunque estuviera mal aconsejado y siguiera métodos errados”.
“Entre tanto, el Presidente……se esforzaba
por poner fin a todos los estropicios causados por la Revolución de Octubre.
Abolía sindicatos, federaciones, fundaciones, asociaciones campesinas y
obreras, clausuraba el Instituto Indigenista Nacional, devolvía a los finqueros
y a la Frutera las “tierras ociosas” nacionalizadas, suspendía la ley que
obligaba a las empresas y a los latifundios a pagar impuestos, y repletaba las
cárceles con sindicalistas, maestros, periodistas y estudiantes acusados de “comunistas”
y “subversivos.”” En Centroamérica, como a este lado del Atlántico, la
derecha crea riqueza, para ellos, a costa de la mayoría de la ciudadanía y, si
lo censuras, se te tacha de comunista. Como si eso fuese perverso.
Pg.
281: “Cáncer de páncreas, dijo de pronto el
enfermo con un pequeño sobresalto. Es el peor. Me lo descubrieron muy tarde,
cuando ya había hecho metástasis. Los dolores son horribles, por eso me tienen
sedado la mayor parte del tiempo. El padre Ulloa, el jesuita, mi amigo, supongo
que te acordás de él, no me deja apresurar la cosa. Dice que sería suicidio,
quiere que aguante hasta el final. Yo le digo que eso es puro sadismo de la
Iglesia. Me habla de Dios y de los infinitos misterios de la doctrina
cristiana. Hasta ahora le he hecho caso, pero no sé si le seguiré obedeciendo por
mucho tiempo más.” De nuevo, surge la necesidad de legislar sobre la
eutanasia.