Estas navidades una cuñada me regaló el texto que voy a resumir, en una edición de bolsillo de 92 páginas, que se lee en una tarde si se quieren tomar notas, o en un par de horas si no se pretende tanto.
Lo enmarco más como un trabajo
de ensayo, propio de una clase en la Facultad, que como una descripción de los
hechos acaecidos tras el secuestro y juicio de este criminal nazi.
Desconozco si fue
cierto o no que Adolf Eichmann basase su defensa ante el tribunal que le juzgó
en Israel con los razonamientos que se incluyen pero, teniendo en cuenta que la
previsible sentencia estaba redactada de antemano, es posible que se
pretendiesen alegar razones, tipo el “sexo de los ángeles”, alejadas de
cualquier concepto ético o moral, para desviar la atención de los hechos.
Pretender defenderse
diciendo que se limitó a seguir los razonamientos de Kant me parece delirante.
Aunque los pensamientos hubiesen sido los de Platón, Aristóteles o cualquier
Papa, enviar a la muerte a millones de ciudadanos honrados no es una “doctrina
del pensamiento”, es un genocidio, bárbaro y exento de humanidad. Justificar el
cumplimiento de la Ley me hace recordar cosas que, en su momento, también eran
Ley, como sacrificar niños o jóvenes vírgenes para asegurar buenas cosechas o
invocar la lluvia. O desahogar la líbido aristocrático-caciquil al convertir en
Ley el derecho de pernada. O aplicar la ablación del clítoris. O tantas y
tantas leyes promulgadas por dictadores sin escrúpulos para perpetuarse en el
poder y satisfacer instintos y ambiciones.
Lo diga quien lo diga.
Lo haga quien lo haga. El ser humano debe obedecer a su conciencia “recta”, la
que determina lo que es ético y lo que no. Por encima de costumbres, por encima
de culturas y por encima de miedos.
Aquí van unos cuantos
pasajes que he resaltado del texto:
Pg. 17: “Kant desplegó su campamento intelectual del
buen lado de la barricada….La obra ética de Kant es el catecismo cristiano sin
la retórica de san Sulpicio”.
Pg. 19: (refiriéndose a
Eichmann) “Una vez afianza su seguridad
en América del Sur después de 1945, se convirtió al catolicismo para dar
testimonio de su <<profunda gratitud>> a los sacerdotes que le
permitieron salir de Europa y llegar a la Argentina por el canal de los
monasterios y la red vaticana”.
Pg. 21: “¿Qué dice el texto de la Crítica de la
razón práctica? Literalmente: <<Obra de manera que la máxima de tu
voluntad pueda al mismo tiempo valer como principio de una legislación
universal>>”.
Pg. 23: “…la diferencia entre la legalidad, un valor
positivo, ciertamente, pero que está muy por debajo, y la moralidad que es
preferible porque supone la pureza de las intenciones”.
Pg. 25: “Obrad de tal manera que el Führer, si
tuviera conocimiento de vuestros actos, los aprobara”; es decir, “Obrad como si el principio de vuestros
actos fuera el mismo que el de los legisladores o de las leyes del país”.
Pg. 26: “Kant también fue defensor de la
superioridad de la raza blanca respecto de los negros – cuyo mal olor deploraba
en sus escritos de filosofía de la historia -, autor de algunas fórmulas
antisemitas, militante furioso de la pena de muerte, abominador de todo
regicidio, defensor estricto de los derechos del estado y de los deberes de los
ciudadanos, teórico de la interdicción de toda revolución popular, fue el
pensador de la obediencia ciegamente debida a la autoridad – que limita la
rebelión al exclusivo ámbito del fuero interno – y otras posiciones que
difícilmente molestarían a un nacionalsocialista”
Pg. 27: “El proyecto de una colonia judía en el que
trabaja Eichmann en un comienzo entra perfectamente en la lógica de la
deportación kantiana, puesto que la ley legal y legítima había decidido la
ilegalidad de los judíos”
Pg. 28: “¿Cómo justificar el recurso o el uso de la
ley en caso de delitos cometidos contra personas que están fuera de la ley, o
sea, que no existen realmente puesto que no existen jurídicamente?”. ¡¡¡Menuda
barbaridad!!!. O sea, si violas, robas, agredes o matas a cualquier inmigrante
ilegal, o a todos los que iban en la misma patera, no se te puede hacer nada porque no
has delinquido contra nadie jurídicamente legal….¡¡¡Manda huevos!!!
Pg. 29: “Los padres infanticidas, el homicida
sobreviviente del duelo, los nazis que efectúan su trabajo, todos cometen su
crimen en terreno que la Ley no cubre, un campo no tocado por la regulación del
derecho, por consiguiente, no son justiciables…¡Escalofriante!”. Solo
estamos de acuerdo con la última palabra del párrafo.
Pero aún hay más: “Kant arrastra tras de sí una cohorte de
reputaciones grabadas en el mármol: pensador de la moral, filósofo de la
pureza, teórico de la paz perpetua, sabio de la república laica, parangón de la
Ilustración. El conjunto constituye una tarjeta postal con la que muchos se dan
por satisfechos”. ¿Qué quiere decir eso, que si hay una “grieta” en su
pensamiento por el que se justifica el genocidio, los que lo practican son
inocentes?.
Pg. 31: Más de lo
mismo…”Kant no admite ninguna
tergiversación: un funcionario << en su condición de tal, no tiene
derecho a razonar>>”.
“El militar, el profesor, el sacerdote, el financiero pueden pues pensar
lo que quieran, escribirlo para comunicar e intercambiar ideas con sus colegas,
pero en todos los casos, incluidos y sobre todo los casos de duda, de
incertidumbre, de cuestionamiento, deben obedecer a su jerarquía.”
En resumen…”Razonad cuanto queráis y sobre todos los
temas que os plazca, pero obedeced”
Pg. 32: Para …vomitar “En la Doctrina del derecho, Kant escribe:
<<Obedeced a la autoridad que tiene poder sobre vosotros>>. Poco
importa de qué modo alcanzó el poder o fue legitimada esa autoridad, aun cuando
proceda de la ilegalidad”…
”En
ocasiones bien puede ser necesario modificar la Constitución (mala) del estado,
pero el único que puede efectuar esa modificación es el soberano mismo mediante
una reforma; nunca puede hacerlo el pueblo, mediante una revolución…”.
Ya sabemos a qué
intereses servía y quién le pagaba. Dejaba a la Iglesia como una aprendiza de
colaboracionista con los poderes. Por si todavía hay alguna duda….
Pg. 33: “Veamos qué dice en Teoría y práctica
(1793): Toda oposición al poder legislativo supremo, toda insurrección
destinada a traducir en actos el descontento de los sujetos, toda sublevación
que estalle en rebelión es, en una república, el crimen más grave y condenable,
porque socava los fundamentos mismos del sistema republicano”.
Pg. 34: “¿Qué hace Eichmann mientras espera la
conversión del dictador, puesto que debe obedecer y al mismo tiempo resistirse
mentalmente?. ¿Qué actitud adoptar en la esperanza kantiana de una reforma
antinazi decidida por el jefe supremo de los nazis?”.
Pg. 35: “En el otoño de 1941 se produce una ruptura,
cuando, sin recibir ninguna información adicional, Eichmann debe marchar a
Chelmo para participar en una <<operación antijudía>>. Llegado al
lugar, descubre que encierran a los judíos desnudos en un camión y los exterminan
dirigiendo los gases del tubo de escape hacia el habitáculo herméticamente
cerrado. Asiste a la descarga de los cadáveres y a la extracción de los dientes
de oro.Durante la instrucción, experimenta un espanto tal que le impide durante
varios días redactar su informe. La jerarquía le envía nuevamente a
inspeccionar lugares: Minsk, Lemberg (Lvov), Auschwitz. En todos esos campos
asiste a ejecuciones de personas, incluso de niños en brazos de sus madres, que
esperan de pie, en la fosa donde se los va a enterrar; comprueba de visu la
existencia y el funcionamiento de las cámaras de gas; un día ve surgir bajo sus
pies un manantial de sangre provocado por la fermentación de los cuerpos
sepultados en una fosa común. Kantiano, dice sentirse asqueado, repugnado,
estupefacto, excluido, pero todo eso en su conciencia, pues, a pesar de todo,
obedece.” No hay disculpa posible.
Pg. 40: Continúa
intentando justificar su disparate… “Habría
sido inútil rebelarse, pues de todas maneras, las cosas habrían continuado
igual sin él, a pesar de él y de sus sentimientos. Además, si hubiera decidido
rebelarse, habría debido comparecer ante el consejo de guerra y habría sido
fusilado pues, en el Reich nacionalsocialista, toda insubordinación se
castigaba con la muerte”.
Durante el sueño, Eichmann
sueña tener una conversación con Kant, en presencia de Nietzsche en la que se
dicen cosas tan peregrinas como las siguientes, para autojustificación del
alumno y sorpresa del profesor que se supone le ha influenciado.
Pg. 63: Kant le
reprocha…”Ciertamente, la solución final
era escrupulosamente legal, pero no era verdaderamente moral”.
Pg. 65: Adolf rebate…”En realidad, no distinguimos tan
fácilmente como lo hace usted en sus libros lo que corresponde a la moral, a lo
legal, a la ética y a la política. Todo esto parece sencillo, pero en el
terreno, es otro asunto….Todas ésas son distinciones de papel….Además, en
ninguna parte de su obra existe un derecho de resistencia. En ninguna parte
autoriza usted la rebelión. Mejor aún, o peor, en todas partes, todo el tiempo,
usted la prohíbe.” Como si lo que dice Kant fuesen las Tablas de la Ley de
Moisés.
Pg. 66: Eichmann
insiste…”No es ilegal suprimir a alguien
que está fuera de la ley”, como si, al no estar dentro de la ley, se
careciese de existencia y, en consecuencia, de derechos.
Pg. 75: Eichmann vuelve
a recordar a Kant…”Usted hace el elogio
de la obediencia a la ley por la ley misma. Prohíbe la rebelión, la
insurrección, porque todas esas actitudes descalifican la fuente del derecho.
Usted condena el asesinato del soberano, aun cuando éste cometa abusos. Usted
quiere que uno obedezca la ley y el derecho sin interrogarse sobre los medios
por los cuales la ley llegó a ser ley. Pretende que hasta un poder que llegó a
imponerse en virtud de la ilegalidad sea obedecido como un poder legítimo. Le
prohíbe al pueblo todo derecho de rebelión. Elogia la sumisión a un amo.
Justifica la deportación de aquellos a quienes considera fuera de la ley.
Teoriza la inexistencia real de todo ser que no disponga de existencia
jurídica. Apremia al funcionario a que obedezca las órdenes que recibe, sin
examinarlas. Restringe el uso del espíritu crítico al análisis interior o
limitado al círculo íntimo de la comunidad ilustrada. Hace del juramento el
aguijón de la conciencia y sostiene que hay que honrarlo absolutamente. Dice
que hasta en el caso en que el gobierno cometa abusos insoportables – ¿y por
qué no pensar en el exterminio de los judíos? – siempre hay que hacer lo que
dicta la ley…”
Pg. 76: “Y también dijo que, aun en ese caso, uno
debía obedecer esperando que se produjera una reforma que sólo podía el
soberano mismo. Obedecer, esperar, pero sobre todo no sublevarse…¿Se imagina
usted al Führer to,amdo medidas para ir en contra de sus propias decisiones?”.
Aunque llega un momento
que me cabrea hasta tener que rebatir semejante cúmulo de estupideces
enfermizas y, como si fuese un alumno de la clase en la que el profesor está
poniendo a prueba estos razonamientos, yo diría algo así como…Si podemos
eliminar físicamente a alguien que jurídicamente está fuera de la ley sin que
debamos esperar represalias por nuestro comportamiento, entonces, esas mismas
personar estarán también exentas de responsabilidad jurídica si hacen cualquier
tropelía sobre los que si son legales, ¿no?. Por otra parte, si no podemos
rebelarnos contra el poder, aunque sea ilegal, y cometemos la ilegalidad de
rebelarnos asumiéndolo nosotros, entonces… ¿ya estamos legalizados al haberlo
conseguido y no se nos puede reprochar?. Vamos, que si no quieres un caldo….
Ahí van dos tazas.
Pg. 79: “Le diré algo: en tiempos de guerra, si usted
se opone a la guerra, inmediatamente está muerto, sin necesidad siquiera de
participar en ella. El consejo de guerra y el pelotón de fusilamiento, en menos
de una hora, resuelven la cuestión…Entonces, uno va y participa, como todos los
demás. Y, como diría usted, resiste en su fuero interno, se recrimina
íntimamente, siente que su conciencia se rebela, de acuerdo, pero de todos
modos, parte al combate…”. Una cosa es eso y otra muy diferente participar
en actos considerados crímenes abominables, tanto en tiempo de paz como de
guerra.
Pg. 80: Para que no se
diga que todo es cal, ahí va una afirmación “de arena” con la que por supuesto
estamos de acuerdo…”Es muy loable el mundo
de las ideas, pero las ideas y la vida son dos cosas distintas. …. Creí
demasiado en la razón y no creí lo suficiente en la realidad del mundo”. Parecido
a lo que les ocurre a algunos políticos, pocos, con buenas intenciones, que no
es lo mismo predicar que dar trigo.
Pg. 86: Aquí ya incluye
el debate religioso-moral, pues Eichmann dice…”Un Dios moral sería un error. Dios no puede castigar a los hombres que
obedecen el curso del mundo puesto que ¡Él fue quien determinó el curso del
mundo!. Si no, Él mismo tendría que castigarse o recompensarse. Dios es
todopoderoso y lo ha previsto todo desde siempre”.
Pg 87: Kant le
contesta….”Dios creó a los hombres y
ellos, a su vez, crearon el mal y continúan creándolo sin descanso. … Dios no
es lo que usted dice. Es la idea personificada del derecho y de la bondad”.
Eichmann replica…”Pues Dios existe y tenía el poder de hacer
que lo que sucedió no hubiese sucedido…El Dios de usted murió en Auschwitz
mientras que allí mismo triunfaba el mío. … Su Dios murió en las cámaras de gas”.
Entiendo que incluir a
Dios en este debate es para referirnos a lo que es moral o no, porque quererle
pasar la responsabilidad a un supuesto Ser Superior para justificar nuestros actos me parece
nauseabundo, cobarde, hipócrita e infantil.
Finalmente, en la pg.
89, Eichmann suelta su frase lapidaria con la que, como en Vencedores o
vencidos, Spencer Tracy justifica la sentencia condenatoria a Burt Lancaster, “Los arrepentimientos, los remordimientos son
para los niños….No podrían cambiar nada, no impedirían que lo que ocurrió
ocurriera….” Luego no se arrepiente de hacer lo que hizo, porque si no lo
hubiese hecho lo habría hecho otro y él, no solo no habría disfrutado de su
estatus durante todo ese tiempo, sino que lo habría podido perder casi todo,
incluso la vida.
Pues….bien cumplida su
sentencia, generosa con él por lo poco que pudo sufrir.
Ójala hubiese una vida
más allá de la muerte en la que, salvo que un Hitler esté al mando, le hagan
pagar eternamente sus crímenes, a ver si entonces si se arrepiente.