miércoles, 20 de enero de 2021

El sueño de Eichmann


 

Estas navidades una cuñada me regaló el texto que voy a resumir, en una edición de bolsillo de 92 páginas, que se lee en una tarde si se quieren tomar notas, o en un par de horas si no se pretende tanto.

Lo enmarco más como un trabajo de ensayo, propio de una clase en la Facultad, que como una descripción de los hechos acaecidos tras el secuestro y juicio de este criminal nazi.

Desconozco si fue cierto o no que Adolf Eichmann basase su defensa ante el tribunal que le juzgó en Israel con los razonamientos que se incluyen pero, teniendo en cuenta que la previsible sentencia estaba redactada de antemano, es posible que se pretendiesen alegar razones, tipo el “sexo de los ángeles”, alejadas de cualquier concepto ético o moral, para desviar la atención de los hechos.

Pretender defenderse diciendo que se limitó a seguir los razonamientos de Kant me parece delirante. Aunque los pensamientos hubiesen sido los de Platón, Aristóteles o cualquier Papa, enviar a la muerte a millones de ciudadanos honrados no es una “doctrina del pensamiento”, es un genocidio, bárbaro y exento de humanidad. Justificar el cumplimiento de la Ley me hace recordar cosas que, en su momento, también eran Ley, como sacrificar niños o jóvenes vírgenes para asegurar buenas cosechas o invocar la lluvia. O desahogar la líbido aristocrático-caciquil al convertir en Ley el derecho de pernada. O aplicar la ablación del clítoris. O tantas y tantas leyes promulgadas por dictadores sin escrúpulos para perpetuarse en el poder y satisfacer instintos y ambiciones.

Lo diga quien lo diga. Lo haga quien lo haga. El ser humano debe obedecer a su conciencia “recta”, la que determina lo que es ético y lo que no. Por encima de costumbres, por encima de culturas y por encima de miedos.

Aquí van unos cuantos pasajes que he resaltado del texto:

Pg. 17: “Kant desplegó su campamento intelectual del buen lado de la barricada….La obra ética de Kant es el catecismo cristiano sin la retórica de san Sulpicio”.

Pg. 19: (refiriéndose a Eichmann) “Una vez afianza su seguridad en América del Sur después de 1945, se convirtió al catolicismo para dar testimonio de su <<profunda gratitud>> a los sacerdotes que le permitieron salir de Europa y llegar a la Argentina por el canal de los monasterios y la red vaticana”.

Pg. 21: “¿Qué dice el texto de la Crítica de la razón práctica? Literalmente: <<Obra de manera que la máxima de tu voluntad pueda al mismo tiempo valer como principio de una legislación universal>>”.

Pg. 23: “…la diferencia entre la legalidad, un valor positivo, ciertamente, pero que está muy por debajo, y la moralidad que es preferible porque supone la pureza de las intenciones”.

Pg. 25: “Obrad de tal manera que el Führer, si tuviera conocimiento de vuestros actos, los aprobara”; es decir, “Obrad como si el principio de vuestros actos fuera el mismo que el de los legisladores o de las leyes del país”.

Pg. 26: “Kant también fue defensor de la superioridad de la raza blanca respecto de los negros – cuyo mal olor deploraba en sus escritos de filosofía de la historia -, autor de algunas fórmulas antisemitas, militante furioso de la pena de muerte, abominador de todo regicidio, defensor estricto de los derechos del estado y de los deberes de los ciudadanos, teórico de la interdicción de toda revolución popular, fue el pensador de la obediencia ciegamente debida a la autoridad – que limita la rebelión al exclusivo ámbito del fuero interno – y otras posiciones que difícilmente molestarían a un nacionalsocialista”

Pg. 27: “El proyecto de una colonia judía en el que trabaja Eichmann en un comienzo entra perfectamente en la lógica de la deportación kantiana, puesto que la ley legal y legítima había decidido la ilegalidad de los judíos”

Pg. 28: “¿Cómo justificar el recurso o el uso de la ley en caso de delitos cometidos contra personas que están fuera de la ley, o sea, que no existen realmente puesto que no existen jurídicamente?”. ¡¡¡Menuda barbaridad!!!. O sea, si violas, robas, agredes o matas a cualquier inmigrante ilegal, o a todos los que iban en la misma patera, no se te puede hacer nada porque no has delinquido contra nadie jurídicamente legal….¡¡¡Manda huevos!!!

Pg. 29: “Los padres infanticidas, el homicida sobreviviente del duelo, los nazis que efectúan su trabajo, todos cometen su crimen en terreno que la Ley no cubre, un campo no tocado por la regulación del derecho, por consiguiente, no son justiciables…¡Escalofriante!”. Solo estamos de acuerdo con  la última palabra del párrafo.

Pero aún hay más: “Kant arrastra tras de sí una cohorte de reputaciones grabadas en el mármol: pensador de la moral, filósofo de la pureza, teórico de la paz perpetua, sabio de la república laica, parangón de la Ilustración. El conjunto constituye una tarjeta postal con la que muchos se dan por satisfechos”. ¿Qué quiere decir eso, que si hay una “grieta” en su pensamiento por el que se justifica el genocidio, los que lo practican son inocentes?.

Pg. 31: Más de lo mismo…”Kant no admite ninguna tergiversación: un funcionario << en su condición de tal, no tiene derecho a razonar>>”.

El militar, el profesor, el sacerdote, el financiero pueden pues pensar lo que quieran, escribirlo para comunicar e intercambiar ideas con sus colegas, pero en todos los casos, incluidos y sobre todo los casos de duda, de incertidumbre, de cuestionamiento, deben obedecer a su jerarquía.”

En resumen…”Razonad cuanto queráis y sobre todos los temas que os plazca, pero obedeced”

Pg. 32: Para …vomitar “En la Doctrina del derecho, Kant escribe: <<Obedeced a la autoridad que tiene poder sobre vosotros>>. Poco importa de qué modo alcanzó el poder o fue legitimada esa autoridad, aun cuando proceda de la ilegalidad”…

”En ocasiones bien puede ser necesario modificar la Constitución (mala) del estado, pero el único que puede efectuar esa modificación es el soberano mismo mediante una reforma; nunca puede hacerlo el pueblo, mediante una revolución…”.

Ya sabemos a qué intereses servía y quién le pagaba. Dejaba a la Iglesia como una aprendiza de colaboracionista con los poderes. Por si todavía hay alguna duda….

Pg. 33: “Veamos qué dice en Teoría y práctica (1793): Toda oposición al poder legislativo supremo, toda insurrección destinada a traducir en actos el descontento de los sujetos, toda sublevación que estalle en rebelión es, en una república, el crimen más grave y condenable, porque socava los fundamentos mismos del sistema republicano”.

Pg. 34: “¿Qué hace Eichmann mientras espera la conversión del dictador, puesto que debe obedecer y al mismo tiempo resistirse mentalmente?. ¿Qué actitud adoptar en la esperanza kantiana de una reforma antinazi decidida por el jefe supremo de los nazis?”.

Pg. 35: “En el otoño de 1941 se produce una ruptura, cuando, sin recibir ninguna información adicional, Eichmann debe marchar a Chelmo para participar en una <<operación antijudía>>. Llegado al lugar, descubre que encierran a los judíos desnudos en un camión y los exterminan dirigiendo los gases del tubo de escape hacia el habitáculo herméticamente cerrado. Asiste a la descarga de los cadáveres y a la extracción de los dientes de oro.Durante la instrucción, experimenta un espanto tal que le impide durante varios días redactar su informe. La jerarquía le envía nuevamente a inspeccionar lugares: Minsk, Lemberg (Lvov), Auschwitz. En todos esos campos asiste a ejecuciones de personas, incluso de niños en brazos de sus madres, que esperan de pie, en la fosa donde se los va a enterrar; comprueba de visu la existencia y el funcionamiento de las cámaras de gas; un día ve surgir bajo sus pies un manantial de sangre provocado por la fermentación de los cuerpos sepultados en una fosa común. Kantiano, dice sentirse asqueado, repugnado, estupefacto, excluido, pero todo eso en su conciencia, pues, a pesar de todo, obedece.” No hay disculpa posible.

Pg. 40: Continúa intentando justificar su disparate… “Habría sido inútil rebelarse, pues de todas maneras, las cosas habrían continuado igual sin él, a pesar de él y de sus sentimientos. Además, si hubiera decidido rebelarse, habría debido comparecer ante el consejo de guerra y habría sido fusilado pues, en el Reich nacionalsocialista, toda insubordinación se castigaba con la muerte”.

Durante el sueño, Eichmann sueña tener una conversación con Kant, en presencia de Nietzsche en la que se dicen cosas tan peregrinas como las siguientes, para autojustificación del alumno y sorpresa del profesor que se supone le ha influenciado.

Pg. 63: Kant le reprocha…”Ciertamente, la solución final era escrupulosamente legal, pero no era verdaderamente moral”.

Pg. 65: Adolf rebate…”En realidad, no distinguimos tan fácilmente como lo hace usted en sus libros lo que corresponde a la moral, a lo legal, a la ética y a la política. Todo esto parece sencillo, pero en el terreno, es otro asunto….Todas ésas son distinciones de papel….Además, en ninguna parte de su obra existe un derecho de resistencia. En ninguna parte autoriza usted la rebelión. Mejor aún, o peor, en todas partes, todo el tiempo, usted la prohíbe.” Como si lo que dice Kant fuesen las Tablas de la Ley de Moisés.

Pg. 66: Eichmann insiste…”No es ilegal suprimir a alguien que está fuera de la ley”, como si, al no estar dentro de la ley, se careciese de existencia y, en consecuencia, de derechos.

Pg. 75: Eichmann vuelve a recordar a Kant…”Usted hace el elogio de la obediencia a la ley por la ley misma. Prohíbe la rebelión, la insurrección, porque todas esas actitudes descalifican la fuente del derecho. Usted condena el asesinato del soberano, aun cuando éste cometa abusos. Usted quiere que uno obedezca la ley y el derecho sin interrogarse sobre los medios por los cuales la ley llegó a ser ley. Pretende que hasta un poder que llegó a imponerse en virtud de la ilegalidad sea obedecido como un poder legítimo. Le prohíbe al pueblo todo derecho de rebelión. Elogia la sumisión a un amo. Justifica la deportación de aquellos a quienes considera fuera de la ley. Teoriza la inexistencia real de todo ser que no disponga de existencia jurídica. Apremia al funcionario a que obedezca las órdenes que recibe, sin examinarlas. Restringe el uso del espíritu crítico al análisis interior o limitado al círculo íntimo de la comunidad ilustrada. Hace del juramento el aguijón de la conciencia y sostiene que hay que honrarlo absolutamente. Dice que hasta en el caso en que el gobierno cometa abusos insoportables – ¿y por qué no pensar en el exterminio de los judíos? – siempre hay que hacer lo que dicta la ley…”

Pg. 76: “Y también dijo que, aun en ese caso, uno debía obedecer esperando que se produjera una reforma que sólo podía el soberano mismo. Obedecer, esperar, pero sobre todo no sublevarse…¿Se imagina usted al Führer to,amdo medidas para ir en contra de sus propias decisiones?”.

Aunque llega un momento que me cabrea hasta tener que rebatir semejante cúmulo de estupideces enfermizas y, como si fuese un alumno de la clase en la que el profesor está poniendo a prueba estos razonamientos, yo diría algo así como…Si podemos eliminar físicamente a alguien que jurídicamente está fuera de la ley sin que debamos esperar represalias por nuestro comportamiento, entonces, esas mismas personar estarán también exentas de responsabilidad jurídica si hacen cualquier tropelía sobre los que si son legales, ¿no?. Por otra parte, si no podemos rebelarnos contra el poder, aunque sea ilegal, y cometemos la ilegalidad de rebelarnos asumiéndolo nosotros, entonces… ¿ya estamos legalizados al haberlo conseguido y no se nos puede reprochar?. Vamos, que si no quieres un caldo…. Ahí van dos tazas.

Pg. 79: “Le diré algo: en tiempos de guerra, si usted se opone a la guerra, inmediatamente está muerto, sin necesidad siquiera de participar en ella. El consejo de guerra y el pelotón de fusilamiento, en menos de una hora, resuelven la cuestión…Entonces, uno va y participa, como todos los demás. Y, como diría usted, resiste en su fuero interno, se recrimina íntimamente, siente que su conciencia se rebela, de acuerdo, pero de todos modos, parte al combate…”. Una cosa es eso y otra muy diferente participar en actos considerados crímenes abominables, tanto en tiempo de paz como de guerra.

Pg. 80: Para que no se diga que todo es cal, ahí va una afirmación “de arena” con la que por supuesto estamos de acuerdo…”Es muy loable el mundo de las ideas, pero las ideas y la vida son dos cosas distintas. …. Creí demasiado en la razón y no creí lo suficiente en la realidad del mundo”. Parecido a lo que les ocurre a algunos políticos, pocos, con buenas intenciones, que no es lo mismo predicar que dar trigo.

Pg. 86: Aquí ya incluye el debate religioso-moral, pues Eichmann dice…”Un Dios moral sería un error. Dios no puede castigar a los hombres que obedecen el curso del mundo puesto que ¡Él fue quien determinó el curso del mundo!. Si no, Él mismo tendría que castigarse o recompensarse. Dios es todopoderoso y lo ha previsto todo desde siempre”.

Pg 87: Kant le contesta….”Dios creó a los hombres y ellos, a su vez, crearon el mal y continúan creándolo sin descanso. … Dios no es lo que usted dice. Es la idea personificada del derecho y de la bondad”.

Eichmann replica…”Pues Dios existe y tenía el poder de hacer que lo que sucedió no hubiese sucedido…El Dios de usted murió en Auschwitz mientras que allí mismo triunfaba el mío. … Su Dios murió en las cámaras de gas”.

Entiendo que incluir a Dios en este debate es para referirnos a lo que es moral o no, porque quererle pasar la responsabilidad a un supuesto Ser Superior para  justificar nuestros actos me parece nauseabundo, cobarde, hipócrita e infantil.

Finalmente, en la pg. 89, Eichmann suelta su frase lapidaria con la que, como en Vencedores o vencidos, Spencer Tracy justifica la sentencia condenatoria a Burt Lancaster, “Los arrepentimientos, los remordimientos son para los niños….No podrían cambiar nada, no impedirían que lo que ocurrió ocurriera….” Luego no se arrepiente de hacer lo que hizo, porque si no lo hubiese hecho lo habría hecho otro y él, no solo no habría disfrutado de su estatus durante todo ese tiempo, sino que lo habría podido perder casi todo, incluso la vida.

Pues….bien cumplida su sentencia, generosa con él por lo poco que pudo sufrir.

Ójala hubiese una vida más allá de la muerte en la que, salvo que un Hitler esté al mando, le hagan pagar eternamente sus crímenes, a ver si entonces si se arrepiente.

 

 

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