Hay situaciones en las que se distingue perfectamente la
diferencia entre progresismo y conservadurismo. El primero evoluciona, se
adapta a la nueva realidad, conquista nuevos derechos y libertades…., en cambio
el segundo se aferra a lo tradicional, a lo más vale malo conocido que bueno
por conocer, al mantenimiento de los privilegios.
A nivel empresarial, hasta nuestra boyante primera
multinacional española cambió su denominación para dar la respuesta tecnológica
necesaria para adaptarse a los nuevos requerimientos del mercado, dejando de
ser la conocida Compañía Telefónica Nacional de España y pasando a ser
Movistar, que aúna dos conceptos con futuro: movilidad y estrellas (cielo). Es
decir, voz y datos, digitalizados y transmitidos a través de ondas de radio por
el éter, dando servicios poco imaginables hace alguna década.Sin embargo, la primera gran empresa de distribución alimenticia valenciana, Mercadona, mantiene su nombre en una época en la que los estereotipos de género deberían ir siendo eliminados, pasando a denominarse algo así como como Mercalia o parecido, dando más la imagen de que se trata de una cadena de supermercados para la familia que, exclusivamente, para las mujeres pues Mercadona suena a algo así como la contracción de “Mercat per a la dona”.