Reconozco que el texto explicativo que sigue es extenso, pero pasa como con el libro, según te vas adentrando cada vez te atrapa más.
Es un
ensayo en el que se incluyen algunas anécdotas personales de la autora. Se estudia
la evolución de la información durante los treinta siglos de la historia del
libro, como principal soporte. Desde los primeros materiales utilizados (piedra,
arcilla, papiros, juncos, tela, piel…), hasta los más recientes (ebooks). Aprovecha
para narrar historias épicas, como la vida de Alejandro Magno, la erupción del Vesubio, la
irrupción en el Egipto de Cleopatra, la evolución de la Biblioteca de
Alejandría, etc.. También cuenta la persecución de la formación y la
información por parte de los regímenes más abyectos (persecución de mujeres
letradas, Inquisición, nazismo …) y la quema en las hogueras.
Las
primeras cien páginas resultan extrañas, pues se desgrana la evolución del
soporte de la información que se quiere transmitir a generaciones venideras y
no deja de ser un ejercicio que parece excesivo. Poco a poco la lectura te va
conquistando y se te hace necesario desentrañar el contenido completo
reconociendo, en todo momento, lo trabajoso de documentarse en tanta
profundidad como para poder organizar toda esa información y darle forma.
En el
mismo prólogo se advierte de algo que ha cambiado meridianamente en nuestros
tiempos. En la antigüedad, la experiencia enseñaba que “solo viaja gente
peligrosa: soldados, mercenarios y traficantes de esclavos”. Más adelante nos
dice que “Escribir es intentar descubrir lo que escribiríamos si
escribiésemos”. Llega al final asegurando lo siguiente:
“Por
supuesto, la tecnología es deslumbrante y tiene fuerza suficiente como para
destronar a las antiguas monarquías. Sin embargo, todos añoramos cosas que
hemos perdido –fotos, archivos, viejos trabajos, recuerdos- por la velocidad
con la que envejecen y quedan obsoletos sus productos. Primero fueron las
canciones de nuestras casetes, después las películas grabadas un VHS. Dedicamos
esfuerzos frustrantes a coleccionar lo que la tecnología se empeña en hacer que
pase de moda. Cuando apareció el DVD, nos decía que por fin habíamos resuelta
para siempre nuestros problemas de archivo, pero vuelven a la carga tentándonos
con nuevos discos de formato más pequeño, que invariablemente requieren comprar
nuevos aparatos. Lo curioso es que aún podemos leer un manuscrito pacientemente
copiado hace más de diez siglos, pero ya no podemos ver una cinta de vídeo o un
disquete de hace apenas algunos años, a menos que conservemos todos nuestros
ordenadores y aparatos reproductores, como un museo de la caducidad, en los
trasteros de nuestras casas.”
También se pueden leer reflexiones que son vigentes, pese al paso de los milenios.
En el
capítulo 1.10, resaltamos:
“La
pasión del coleccionista de libros se parece a la del viajero. Toda biblioteca
es un viaje; todo libro es un pasaporte sin caducidad…. … En un mundo caótico,
adquirir libros es un acto de equilibrio al filo del abismo.”
En 1.44:
“Sócrates
temía que, por culpa de la escritura, los hombres abandonasen el esfuerzo de la
propia reflexión. Sospechaba que, gracias al auxilio de las letras, se confiaría
el saber a los textos y, sin el empeño de comprenderlos a fondo, bastaría con
tenerlos al alcance de la mano. …. Quienes pensaron que la información quedaba
grabada, relajaron el esfuerzo por aprenderla. Los científicos denominan efecto
Google a este fenómeno de relajación memorística. Tendemos a recordar mejor
donde se alberga un dato que el propio dato. Es evidente que el conocimiento
disponible es mayor que nunca, pero casi todo se almacena fuera de nuestra
mente. Surgen preguntas inquietantes: bajo el aluvión de datos, ¿dónde queda el
saber?. ¿Nuestra perezosa memoria viene a ser una agenda de direcciones donde
buscar información, sin rastro de la información misma?. ¿Somos en el fondo más
ignorantes que nuestros memoriosos antepasados de los viejos tiempos de la
oralidad?.”
En 1.48:
“La
fiebre del alfabeto se extendió más allá de los círculos nobles, que
consideraban la educación como un derecho propio. Los orgullosos aristócratas
tuvieron que soportar a un número creciente de advenedizos que, con atrevimiento
insoportable, pretendían iniciar a sus hijos en los secretos de la escritura y
estaban dispuestos a pagar para conseguirlo. Así nació la escuela. La enseñanza
personal de un entrenador o un amante ya no era suficiente para cubrir las
necesidades de todos, y fue convirtiéndose en una práctica minoritaria. Cada
vez más jóvenes –libres pero sin apellidos nobles- reclamaban educarse y, bajo
la presión de sus aspiraciones, aparecieron los primeros lugares colectivos
para el aprendizaje.”
E 1.55:
“Lo
único que merece la pena es la educación –escribe en el siglo II un seguidor de
este culto-. Todos los otros bienes son humanos y pequeños y no merecen ser
buscados con gran empeño. Los títulos nobiliarios son un bien de los
antepasados. La riqueza es una dádiva de la suerte, que la quita y la da. La
gloria es inestable. La belleza es efímera; las salud, inconstante. La fuerza
física cae presa de la enfermedad y la vejez. La instrucción es la única de
nuestras cosas que es inmortal y divina. Porque solo la inteligencia rejuvenece
con los años y el tiempo, que todo lo arrebata, añade a la vejez sabiduría. Ni
siquiera la guerra que, como un torrente, todo lo barre y arrastra, puede
quitarte lo que sabes.”
En 1.64:
“Frente
a las aburridas exhibiciones de músculo guerrero, ella prefería sentir y evocar
el deseo. Lo más bello es lo que uno ama. Inesperado, este verso afirma
que la belleza está primero en la mirada del amante; que no deseamos a quien
nos parece más atractivo, sino que nos parece atractivo porque lo deseamos.
Según Safo, quien ama crea la belleza; no se rinde a ella como suele pensar la
gente. Desear es un acto creativo, al igual que escribir versos. Favorecida con
el don de la música, la menuda y fea Safo podía ataviar con sus pasiones el
minúsculo mundo que la rodeaba, y embellecerlo.”
En 1.65,
Plutarco hablando de Pericles y Aspasia:
“Si
ya era bastante estúpido estar enamorado de su mujer, demostrarlo en público
rayaba la obscenidad”
“Lisístrata,
en plena guerra, tiene la ocurrencia de aliarse con las mujeres del bando
enemigo para organizar una huelga sexual conjunta hasta que se firme la paz, y
Praxágora, al frente de un grupo de vecinas atenienses, suplanta a los hombres
en la asamblea y, con los votos femeninos, instaura un régimen comunista e
igualitario.”
“En
la Medea de Eurípides se ve lo innombrable: una madre asesinando a sus hijos
con sus propias manos para herir al marido que la abandonaba y la condenaba al
exilio. Oyeron palabras absolutamente nuevas. Medea habló en voz alta, por
primera vez, de la furia y la angustia que anidaba en los hogares atenienses: Nosotras,
las mujeres, somos el ser más desgraciado. Empezamos por tener que comprar un
esposo con dispendio de riquezas y tomar un amo de nuestro cuerpo, y este es el
peor de los males. Separarse del marido es escandaloso para las mujeres, no así
para los varones. Cuando ellos se aburren en casa, salen a distraerse. Sin
embargo, si hacemos lo mismo, no nos dejan salir diciendo que hay que cuidar a
los hijos. Aseguran que, permaneciendo en casa, las mujeres evitamos peligros,
mientras que el hombre, pobrecillo, ha de ir a batirse a la guerra. Medea,
en conflicto que su encierro y su maternidad, acaba diciendo que preferiría
librar tres guerras antes que parir una sola vez.”
En 1.68:
“La
línea divisoria entre la barbarie y la civilización nunca es una frontera
geográfica entre diferentes países, sino una frontera moral dentro de cada
pueblo; es más, dentro de cada individuo.”
“Así
descubrió (Herodoto) que la verdad es huidiza, que es casi imposible
desentrañar el pasado tal y como sucedió porque solo disponemos de versiones
diferentes, interesadas, contradictorias e incompletas de los hechos.”
En 1.72:
“Como
explica Milan Kundera en su novela La
broma, la risa tiene una enorme capacidad de deslegitimar el poder, y por
eso inquieta y es castigada. En general, los amados líderes de todas las épocas
han aborrecido y perseguido a los cómicos que osaban ridiculizarlos. …. La
tolerancia tiene conjugación irregular: yo me indigno, tú eres susceptible, él
es dogmático.”
En 1.75:
“Demóstenes
(seguramente tartamudeaba o tenía dificultad para pronunciar ciertas
consonantes) venció sus problemas con sádica disciplina…… Pobre, huérfano,
tartamudo y humillado, años después se convertiría en el orador más famoso de
todos los tiempos.”
En 1.76:
“Platón
deseaba estabilidad, deseaba el gobierno de los sabios y no el de la necia
mayoría”
En 1.77,
Calímaco describe el suicidio de Cleómbroto de Ambracia tras la muerte de
Sócrates y haber leído el tratado de Platón: Sobre el alma, donde:
“Platón
afirma que la plenitud de la sabiduría nos llegará solo tras la muerte”
En 1.78
Heinrich Heine profetizó, en 1821:
“Allí
donde queman libros, acaban quemando personas. La famosa frase, por cierto,
pertenece a una obra de teatro titulada Almanzor,
donde la obra quemada era el Corán, y los pirómanos, inquisidores españoles.”
En 1.87:
“En
Visión desde el fondo del mar, Rafael
Argullol reclama para sí mismo un epitafio simple, compuesto por una sola
palabra: ¡¡¡Viajó!!!. Y añade He viajado para escapar y para intentar
verme desde otro mirador. Cuando alcanzas a verte desde fuera, contemplas la
existencia con mayor humildad y perspicacia que cuando, como un tonto jaleado
por otros tontos, imaginabas tu yo como el mejor yo, tu ciudad como la mejor
ciudad y eso que llamas vida como la única vida concebible.”
“Los
filósofos estoicos se atrevieron a enseñar por primera vez que todas las
personas son miembros de una comunidad sin fronteras y que están obligadas a
respetar la humanidad en cualquier lugar y circunstancia en que la encuentren.”
En 2.2:
“Desde
tiempos remotos, una enorme cantidad de guerras se han desencadenado con el fin
de capturar prisioneros, poseerlos y traficar con ellos. La riqueza mundial a
menudo ha ido del brazo de la esclavitud. Este es un nexo real entre la
Antigüedad y épocas más modernas: de la muralla china a la Autopista de los
Huesos de Kolimá, del sistema de regadío en Mesopotamia a las plantaciones de
algodón estadounidenses, de los burdeles romanos a la trata de mujeres en el
presente, de las pirámides egipcias a la ropa barata made in Bangladesh.”
En 2.3:
“Los
miembros más lúcidos de las clases dirigentes comprendieron que toda gran
civilización imperial necesita fabricar un relato unificador y victorioso
sostenido por símbolos, monumentos, arquitecturas, mitos forjadores de
identidades y formas sofisticadas de discurso. Y para conseguirlo rápido, según
su costumbre, decidieron imitar a los mejores. Sabían dónde encontrar el
modelo. Mary Beard resume la situación de aquellos tiempos con un aforismo
contundente: Grecia lo inventa, y Roma lo quiere.”
En 2.5:
“El
teatro ayudaba a comprender mejor la nueva realidad de horizontes ensanchados.
El público aprendía que las viejas tradiciones ya no podían mantener su pureza
ancestral; que, pese a las resistencias conservadoras, la forma más inteligente
de transitar por los nuevos caminos era adaptar y adaptarse a la sabiduría del
mundo que habían conquistado. La joven literatura híbrida era la avanzadilla de
una sociedad cada día más mestiza. Roma estaba descubriendo las mecánicas de la
globalización y su paradoja esencial: también lo que adoptamos de otras partes
nos hace ser quienes somos.
Los
imperios jóvenes tienen apetitos simples; sencillamente, lo quieren todo. Aspiran
a la pujanza militar, al poder económico y, también, a los esplendores del
viejo mundo. Con ese afán los Escipiones trasplantaron la biblioteca real de Macedonia
a Roma y, al calor de aquellos valiosos libros, atrajeron a un círculo de
escritores griegos y latinos.
El
anhelo de apropiación de aquellos romanos ricos no se diferencia tanto, en el
fondo, del entusiasmo que llevó a la norteamericana Peggy Guggenheim a
trasplantar la pintura abstracta europea a su país en los años cuarenta del
pasado siglo, trazando nuevas geografías artísticas. Su padre, miembro de una
dinastía de magnates de las minas y fundiciones, murió en el hundimiento del
Titanic. Ella se instaló en París para vivir la bohemia desde el cómodo mirador
de su herencia millonaria. Allí comenzó su famosa colección de arte
vanguardista. Permanecía aún en París cuando sobrevino la invasión nazi de
Francia. En lugar de huir, aprovechó para comprar obras de arte como si no
hubiera un mañana. Su lema era una pintura al día. Con el ejército
alemán irrumpiendo por el norte del país, no faltaban vendedores. A menudo
compraba a familias judías en fuga desesperada, o directamente a los artistas,
a precios de ganga. Cuando faltaban apenas dos días para la caída de París,
escondió su colección en el granero de un amigo y huyó a Marsella, donde vivió
un amorío con Max Ernst, fugitivo de un campo de concentración. Su dinero le
permitió rescatar a Ernst y a un grupo de amigos artistas, con los que escapó
rumbo a Estados Unidos.
…
a
mediados del siglo XX, gracias a un esfuerzo muy calculado de acogida y gasto,
el epicentro del arte y el saber cambió de continente.”
En 2.17:
“En
épocas tiránicas, las librerías suelen ser lugares de acceso a lo prohibido y,
por tanto, despiertan sospechas. En épocas de fobia al influjo extranjero, son
puertos en tierra firme, pasos fronterizos difíciles de vigilar. Las palabras
forasteras, las palabras repudiadas o incómodas encuentran allí su escondrijo.”
En 2.18:
“Es
deber de los supervivientes rendir testimonio para que los muertos no sean
olvidados ni los oscuros sacrificios sean desconocidos. (Una librería en Berlín, de FranÇoise Frenkel)”
En 2.34,
traducido libremente de un pasaje del Arte
de amar:
“Prefiero
una amante que haya sobrepasado la edad de treinta y cinco años y encuentre ya
cabellos canos en su melena: que los apresurados beban el vino nuevo; a mí me
gusta más una mujer madura que conoce su placer. Tiene experiencia, que
constituye todo el talento, y conoce en el amor mil posiciones. La
voluptuosidad en ella no es falsa. Y, cuando la mujer goza al mismo tiempo que
su amante, es el colmo del placer. Odio el abrazo en el que uno y otra no se
dan enteramente. Odio esas uniones que no dejan exhaustos a los dos. Odio a una
mujer que se entrega porque hay que hacerlo, que no se humedece, que piensa en
sus labores. No quiero una mujer que me dé placer por deber. ¡Qué ninguna mujer
haga conmigo el amor por obligación!. Me gusta oír que su voz traduzca su
alegría, que murmure que es preciso ir más despacio, que debo contenerme
todavía. Me gusta ver a mi amante gozando con los ojos vencidos y que
desfallezca y no permita que la acaricie más.”
En 2.38:
“Quintiliano
rechazaba los castigos violentos en la educación. Pensaba que eran más eficaces
las alabanzas que la violencia, y el amor al maestro, que poco a poco se
transforma en amor por la asignatura. No creía en la validez universal de los preceptos,
prefería adaptar sus métodos a las circunstancias y a las capacidades
individuales. Afirmó que la finalidad de la pedagogía es dejar que los
estudiantes encuentren por sí mismos las respuestas y hagan superfluo al
maestro. Fue uno de los primeros defensores de la educación continua. Animaba a
los profesionales del discurso a leer todo lo posible después de acabar sus
estudios, sabía que la lectura ayuda a hablar mejor.”
En 2.40:
“Si
hubo un personaje polémico fue el multimillonario Séneca. Avispado inversor,
organizó lo que hoy llamaríamos un banco de crédito y se enriqueció gracias al
cobro de intereses desorbitados. Compró fincas en Egipto, el paraíso de la
inversión inmobiliaria por aquel entonces. Multiplicó varias veces su
patrimonio y, a través de prebendas y redes de contactos, llegó a amasar una de
las mayores fortunas del siglo, más de la décima parte de la recaudación anual
de impuestos de todo el Imperio romano.”
En 2.42:
“Los
más vulnerables no encontrarán ayuda ninguna en las leyes. Esa telaraña que
atrapa a las moscas pero dejar pasar a los pájaros de cuidado”.
En 2.46:
“La
ligazón (del Imperio) cultural se disolvía: Los pocos hogares que antes eran
respetados por el cultivo serio de los estudios ahora se dejan llevar por los
deleites de la pereza. Y así, en lugar de un filósofo se reclama un cantante, y
en lugar de a un orador a un experto en artes lúdicas. Y, mientras las
bibliotecas permanecen siempre cerradas como sepulcros, se fabrican órganos
hidráulicos, enormes liras que parecen carrozas y flautas para los histriones.
Además, comentaba con pena, la gente se dedica a conducir sus carros a
velocidad de vértigo –como conductores suicidas- por las calles atestadas de
gente. La angustia previa al naufragio se palpaba en la atmósfera.”
En 2.48:
“Debemos
a los libros la supervivencia de las mejores ideas fabricadas por la especie
humana. Sin ellos, tal vez habríamos olvidado a aquel puñado de griegos
temerarios que decidieron entregar el poder al pueblo –y llamaron democracia
a ese osado experimento-; a los médicos hipocráticos, que crearon el primer
código deontológico de la historia donde se comprometían a cuidar también a los
pobres y esclavos: Ten en cuenta los medios de tu paciente. En ocasiones
debes incluso prestar tus servicios gratuitamente; y, si tienes oportunidad de
servir a un extranjero que se encuentra en dificultades económicas, préstale
plena asistencia; a Aristóteles, que fundó una de las más tempranas
universidades, y decía a sus alumnos que la diferencia entre el sabio y el
ignorante es la misma que entre el vivo y el muerto; a Eratóstenes, que usó el
poder del razonamiento para calcular la circunferencia de la Tierra con un
margen de error de apenas ochenta kilómetros utilizando tan solo un palo y un
camello; o los códigos legales de aquellos locos romanos que un día
reconocieron la ciudadanía a todos los habitantes de su enorme imperio; o ese
griego cristiano, Pablo de Tarso, que pronunció quizá el primer discurso
igualitario cuando dijo: No hay judío ni griego, ni esclavo ni hombre libre,
ni hombre ni mujer. Conocer todos esos precedentes nos ha inspirado ideas
tan extravagantes en el reino animal como los derechos humanos, la democracia,
la confianza en la ciencia, la sanidad universal, la educación obligatoria, el
derecho a un juicio justo y la preocupación social por los débiles. ¿quiénes
seríamos hoy si hubiéramos perdido el recuerdo de todos esos hallazgos.
….Platón,
que creía en la reencarnación, inventó un mito para explicar la existencia del
sexo femenino: nacer mujer es el castigo y la expiación para aquellos hombres
que fueron injustos en una vida previa.”