sábado, 18 de julio de 2020

Oportunidad perdida


El pasado jueves, 16 de julio, tuvo lugar el funeral de Estado en recuerdo de las víctimas del coronavirus en nuestro país. Este acto será histórico en sí mismo por su significado y también por ser el primero de este tipo que se hace de forma totalmente laica, como corresponde, por respeto a la aconfesionalidad del Estado y a tantos ciudadanos que profesan diferentes religiones, o ninguna.

Hay que reconocer que se nota la falta de experiencia civil pues la iglesia católica (y seguramente las demás, cada una en su estilo), más acostumbrada y práctica en este tipo de espectáculo, tiene siglos a sus espaldas con los que ha sabido perfeccionar el guión, la coreografía, la interpretación y consiguen un resultado más emocionado. No obstante, ya era hora de iniciar este recorrido, como ha pasado con la ceremonia de las bodas civiles, ya mucho más entretenidas que las primeras en las que el juez se limitaba a leer aburridos artículos del código civil.

La pena, al menos desde mi punto de vista, ha sido la elección de la fecha, el jueves 16 de julio. Me habría parecido más acertado haberlo realizado un día como hoy, sábado 18 de julio, por dos razones.
La primera porque parece que, dando en principio lo mismo el día de la semana, un sábado facilita la llegada de autoridades, tanto nacionales como extranjeras.
Y la segunda, la más histórica, porque de esa manera esa fecha, la del 18 de julio, quedaría inequívocamente ligada al dolor del desgarro de las víctimas, del sufrimiento de sus allegados y la muerte. Nunca más podría ser celebrado ni por los nostálgicos del antiguo régimen pues confío que, con ciertas dosis de vergüenza, alguno habrá.

1 comentario:

Unknown dijo...

Es incorrecta tu interpretación de que el cambio de fechas hubiera sido más acertado.
El Gobierno hubiera incurrido en un gravísimo error