miércoles, 28 de abril de 2021

Superliga y Política

 

Florentino Pérez no se esperaba la reacción inmediata de presidentes, como Boris Johnson y Macron, ante el anuncio de la creación de una nueva competición futbolística gestionada por los clubes.

Está claro que, como herencia, Florentino quería dejar unas cuentas saneadas para su club, aunque ello supusiese tener que pactar con sus eternos rivales (BarÇa y Atleti) y pasar por encima del resto de clubes pues, siendo más humildes, no estaban a “su” altura.

La reacción no se dejó esperar basándose en el argumento deportivo. No se puede dejar que se hunda la economía de los equipos con presupuestos “no galácticos” y hay que mantener el espectáculo, la esperanza y las ilusiones que tantas alegrías se llevaron  aficionados como los del Gramanet o el Alcoyano que, como David, fueron capaces de vencer a los Goliat. Esa esperanza de los aficionados me recuerda también a la promesa de que “es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos que un camello pase por el ojo de una aguja” pues, salvo honrosas excepciones, sirve como lavado de cabeza para que los pobres creamos que la eternidad es nuestra y no hace falta rebelarse contra el poder establecido porque, en la otra vida, llevan las de perder. 

La realidad es que, gane quien gane cualquier competición, los que siempre salen beneficiados son los organizadores de la contienda, sea Federación Nacional, UEFA o FIFA. Es más, que el pez chico elimine al pez gordo anima el espectáculo. Si todo son peces gordos, lo siguiente es ponerse de acuerdo en la alternancia, como en política democrática. Las consecuencias ya las conocemos los ciudadanos, el “hoy por ti, mañana por mí”, extrapolable a tantas y tantas situaciones.

No hay comentarios: