domingo, 2 de octubre de 2016

A final de mes se sabrá


Parece que ir a unas terceras elecciones, tal como está el patio pseudosocialista, beneficiaría al PP porque la caída en picado del PSOE podría hacerles soñar con la mayoría absoluta, de nuevo.
 
En realidad entrañaría un grave riesgo para los actuales inquilinos de la Moncloa, pues también podría ocurrir que una gran cantidad de votantes socialistas, esos que auparon a Pedro Sánchez a la secretaría general del partido, diesen su confianza a Unidos Podemos. Y que también saliese a votar ese millón de votantes de la suma de las dos siglas que se quedaron en casa en las elecciones de junio. Ya sabemos las sorpresas que da la concentración de voto en el reparto de escaños, gracias a esa ley electoral que tanta tranquilidad ha dado al bipartidismo durante las últimas décadas.
 
Así que imagino que lo hipócrita será que la gestora del PPSOE diga, en una rasgo de falsa libertad y democracia, que dan libertad de voto a sus diputados ante una nueva investidura de Rajoy. Así entre el que le duele la cabeza, el que tiene que llevar los niños al colegio o al que se le olvidó que era el día de la investidura y que él era diputado, se puede hacer un paripé de votos negativos insuficientes para impedir lo previsible. ¿Recuerdan lo del Tamallazo en la Comunidad madrileña?, pues algo parecido.
 
Esta situación solo tiene una salida honrosa para la imagen de la democracia y es que, como he dicho en mi anterior post, en el próximo Congreso del actual PPSOE se presente de nuevo Pedro Sánchez y que, con el apoyo mayoritario de la militancia se haga de nuevo con las riendas del PSOE de verdad y, poniendo en cuarentena a los disidentes y jubilados acomodaticios del PPSOE, y con el apoyo de los diputados honrados del Parlamento, presente una moción de censura contra Rajoy, para lo que no le faltarán nuevos motivos.
 
La alternancia en el gobierno entre el PP y el PPSOE garantizará muchas cosas. Una de ellas será que en caso de sentencias condenatorias en los juicios de corrupción que están en los tribunales, los reos no tendrán que preocuparse, podrán reírse ante las cámaras de TV. Unos morirán de viejos antes de que se resuelvan sus recursos, otros serán indultados y los restantes pernoctarán en unas cárceles más cómodas para ellos que un hotel de cinco estrellas. Los dirigentes políticos ya se encargarán que los responsables de esas prisiones sepan el trato que han de darles. El "hacemos lo que podemos", dicho por un presidente de la nación, es mucho más de lo que podemos imaginar los ciudadanos de a pie.  
 
Es mucho lo que se juegan y bajo ningún concepto dejarán que tengamos una nueva y, esta vez, auténtica transición democrática.

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