jueves, 27 de agosto de 2009

Confianza en la Justicia

Todos debemos tener confianza en la Justicia, aunque no podemos ignorar que es administrada por hombres, que pueden equivocarse, y cuyas carreras profesionales para alcanzar las más altas responsabilidades, en los tribunales superiores, dependen de los acuerdos y reparto de plazas entre gobierno y oposición.
Y llegamos al caso Correa. ¿ A qué esperan los altos dirigentes del PP para felicitar al juez Garzón por la instrucción del caso sobre la ya tristemente famosa red de corrupción entre políticos con responsabilidad gestora entre sus filas ? Porque, al principio, todo era tacharle de rojo vendido a turbios intereses políticos para denigrar una imagen "intachable" de sus líderes. Pero, pasado el tiempo, lo tuvo fácil el juez Flors gracias a la documentación recogida en la trama "valenciana". Claro que el magistrado de la Rúa no quedó convencido de la presunta culpabilidad, sin que tenga que ver en absoluto su pretendida relación de "más que amistad" con el sospechoso de mayor nivel.
Estos dias leo en El Confidencial que, según algún alto cargo del PP, si el Supremo reabriese el caso el presidente Camps debería dimitir o disolver el Parlamento valenciano y convocar nuevas elecciones. Un par de dias después, leo en El Plural que el Supremo tiene fácil ordenar la reapertura a la vista de los argumentos esgrimidos por el TSJCV frente a las pruebas incluídas en el expediente.
Y me pregunto, ¿se reabrirá, o no, el caso en función estricta de las pruebas aportadas, sin tener en cuenta las implicaciones políticas? o ¿tendrá algo que ver la composición de la sala y sus propias inclinaciones ideológicas?
Algunos amigos me dicen que es ridículo acusar a alguien por una corruptela de baja monta cuando, en puestos de gran responsabilidad, la corrupción podría ser de mucha mayor cuantía. Y yo siempre contesto que, aunque no me cabe ninguna duda sobre la honradez del interfecto, también hay culpabilidad por omisión, por encubrimiento de otros, por mirar hacia otro lado en muchos casos y, pensando mal, cuando uno se corrompe inicialmente lo hace en casos de alto valor pecuniario, pero si se mantiene impune durante mucho tiempo acaba haciéndolo a todos los niveles. Es decir, el que roba mil, roba cien, sigue robando diez y acaba robando uno, porque el deterioro moral no solo lo es por razón de "huevo", lo es también por razón de "fuero". Y a Al Capone no lo pudieron meter en la cárcel por asesino ni ladrón pero hizo trampa al fisco y ... lo trincaron. Y ya no salió vivo.

No hay comentarios: