domingo, 22 de marzo de 2020

Criticando decisiones - 2


He aquí algunos titulares de medidas adoptadas por los responsables de los gobiernos de las naciones más poderosas del mundo:

 (1) del 3/III/20.
El radical 'cordón sanitario' de Boris Johnson a la UE incluso ante el coronavirus
¿Euroescepticismo ante todo o evitar una epidemia? Esa es la cuestión. El propio ministro de Sanidad ha pedido reunirse con sus homólogos europeos. Boris Johnson se lo ha prohibido.
 

(2) del 16/III/20.
Boris Johnson anuncia nuevas recomendaciones a los británicos para frenar el coronavirus

Hasta ahora Johnson se ha resistido a las acciones drásticas y mantiene una estrategia de no imponer restricciones ante los contagios

El primer ministro británico tuvo unos días en los que “apostó” porque lo mejor era que se contagiase lo antes posible todo el que lo tuviera que hacer, para que pasase rápido el problema y salvar su economía. ABC del 15/III.  

Todo lo que Trump dijo durante semanas para negar la gravedad de la crisis del coronavirus

No estamos ante dos líderes cualesquiera. Ellos pueden ser muy pintorescos, pero son los jefes de gobierno de dos grandes países que cuentan, sin ninguna duda, con el asesoramiento de los mejores científicos y expertos del mundo.

En España, ayer 21 de marzo, el presidente del Gobierno protagonizó una larga comparecencia de prensa, de más de una hora en prime time del sábado, en la que alertó a los españoles sobre los días venideros. "Ahora va a llegar la ola más dañina. Lamentablemente, los casos diagnosticados y los fallecidos van a aumentar en los próximos días. Estamos en un momento crítico y van a llegar días muy duros". "La próxima semana será uno de los momentos más duros y delicados con las UCI de los hospitales empezando a estar saturadas. Nos debemos preparar psicológica y emocionalmente para llegar al final de la próxima semana muy fuertes”.
Ante la multiplicidad de críticas a la gestión del Gobierno, fundamentalmente por haber permitido la manifestación del 8-M, ha pedido "unidad" a comunidades y oposición. "Dividirnos y flagelarnos con reproches no es lo que ahora toca porque ya haremos esa imprescindible reflexión con la victoria. Nadie de mi Gobierno va a polemizar con ninguna administración ni con ningún partido político, porque el único enemigo de todos es el virus".

 
En el post anterior ya fijé mi posición, pero creo que cada vez va siendo más necesario no olvidarla, y reforzarla. ¿Qué habría pasado si hubiesen prohibido la manifestación del 8-M?. Habría sido necesario, por coherencia, prohibir la concentración en Vistalegre de Vox, con la misma argumentación. Y, ¿alguien cree que se habría acatado por las buenas?, ¿lo habrían comprendido sus líderes?.
A juzgar por esta foto, parece que no mucho, pues si ya sabían los síntomas, cómo pudo ocurrir ésto


con lo que el sr. Ortega pudo contagiar incluso a su jefe?.
Me temo que habría habido un enfrentamiento de ese partido con el gobierno, de alcance desconocido, pero temido por las personas de buena voluntad, sin lugar a dudas.

Por otra parte, el artículo 21 de la Constitución, ese conjunto de ideas que muchos no quieren tocar, determina cuál es el único caso en el que se puede prohibir una manifestación:
En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes”. “La autoridad gubernativa notificará al Ayuntamiento afectado los datos contenidos en el escrito de comunicación”.

Es decir, no solo interviene el Gobierno, el Ayuntamiento no es un convidado de piedra pues la manifestación se celebra en su terreno. Incluso hay una disposición transitoria, que dice:
Tendrán la consideración de autoridad gubernativa a los efectos de la presente Ley, además de las de la Administración General del Estado, las correspondientes de las Comunidades Autónomas con competencias para protección de personas y bienes y para el mantenimiento de la seguridad ciudadana, con arreglo a lo dispuesto en los respectivos Estatutos y en la Ley Orgánica de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y conforme al proceso de despliegue de las respectivas policías autónomas”.

O sea, como de costumbre, el que esté limpio de pecado que tire la primera piedra.

En estas situaciones, me gusta recordar lo que ocurrió en la madrugada del 14 al 15 de abril de 1912. Se hundió el Titanic, con un mar en calma pero el agua casi helada. Se salvaron 709 vidas de las 2.223 personas que viajaban. No había capacidad en los botes salvavidas para dar cabida a todos los pasajeros y tripulantes hasta la llegada del buque Carpathia, que recogería más tarde a los náufragos. De hecho, ni siquiera iban llenos de gente, aprovechando sus capacidades máximas.
Evidentemente se podían haber salvado más personas, pero……¿qué hubiera pasado si el capitán Smith, consciente de lo que ocurría realmente y el dramático futuro inminente que les aguardaba, hubiese dado orden de llenar hasta los topes cada bote?, ¿habría habido enfrentamientos entre los pasajeros por las, supuestamente innecesarias, faltas de comodidad ante un imaginario “simulacro”?. Y si, además hubiese ordenado construir rápidamente balsas atando las tumbonas de madera de cubierta, o rompiendo armarios de madera, o suelo, para conseguir más madera para construir más balsas y conseguir salvar a un número mayor de seres humanos?. Probablemente se habría desatado el pánico antes de poner a salvo al máximo de hombres, mujeres y niños y, quizá (?) se habría acabado salvando menos gente.

¿Quién lo sabe?. ¿Podemos responsabilizar por ello al capitán Smith?. ¿Hizo lo mejor?

Pues eso, este dilema me gusta aplicarlo en muchas ocasiones, sobre todo cuando a posteriori se dan las mejores “recetas”.

 

 

 

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