miércoles, 17 de abril de 2019

Si uno no quiere, dos no se pelean


Nunca he estado de acuerdo con el título de este post porque, aunque uno no quiera, el otro puede estar buscando tanto la gresca que, al final, la consigue. Otra cosa es que los dos estén de acuerdo.

Este fin de semana el candidato a la presidencia del gobierno en las elecciones del próximo 28 de abril por el partido Ciudadanos, Albert Rivera, se plantó nada menos que en "Rentería" (pueblo abertzale donde los haya) a dar un mitin exaltando el españolismo. "Su" españolismo, por supuesto.

Teniendo todo el derecho del mundo a ir a donde le venga en gana y decir lo que quieran oír sus seguidores, parece que más que un acto de campaña local lo que pretendía era realizar un acto de campaña nacional, pero no donde estaba, demostrando que él no dudaría en utilizar todos los elementos de fuerza que le permitiese la ley para llevar a cabo sus postulados. Y, si la Ley se queda corta pero tiene votos o apoyos suficientes, pues se cambia y ya está.

Hace unos siglos, Voltaire ya dijo: "Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo". Es muy democrático, sin duda, pero creo que hay que ser un poco más pragmático y no meternos en "charcos" gratuitamente, a no ser que nuestro propósito sea ese precisamente...."salpicar".

Cerca de mi casa, en Burjassot, hay un barrio que fue bautizado como Lian-Shan-Po, en referencia a los problemas de delincuencia y convivencia, que complicaba la labor de patrulla de las policías locales y nacional. Pues bien, yo me pregunto lo siguiente: ¿"sería lógico que el delegado en España de la prestigiosa firma de relojes Rolex, por ejemplo, hiciese una presentación del nuevo catálogo de la marca en ese barrio"?. ¿No sería más normal que fuese a Puerto Banús (Málaga), La Moraleja (Madrid) o el Club de Mar (Palma) a hacer esa presentación?.

Sinceramente, lo que queremos muchos españoles (confío que la inmensa mayoría) es que los políticos lleguen a acuerdos entre ellos que no busquen la confrontación, y menos con el propio pueblo, dejando a cada uno con sus convencimientos e intentando acercarnos a sus tesis con razones y diálogo, no a bofetadas, como bien dice el alcalde de ese pueblo. Por favor, dejemos al Séptimo de Caballería para las películas del Oeste o a los salvatrias en el Valle de los Caídos, la Plaza de Oriente o donde quieran, envueltos en sus banderas y con la nostalgia de un pasado que no debe repetirse.

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